Una asignatura para saber sufrir

Un abrazo ayuda a llevar el sufrimiento
Un abrazo ayuda a llevar el sufrimiento

Algo falla. Nos venden la burra de que nuestros jóvenes son los más preparados del universo por manejar los ordenadores con destreza y estar a la última en tecnología, pero los fracasos escolares se disparan, las depresiones bajan de edad y los suicidios no se frenan.

El 5G está por llegar, tenemos más canales de televisión y móviles que nunca… pero parece que nuestra juventud está más aburrida y hastiada de la vida que ninguna generación que la precedió. Esto no va bien. Atiborramos a nuestros niños con el estudio de gran cantidad de asignaturas y conocimientos… que no les sirven para nada. Que son inútiles. Sin embargo, ¿quién enseña a los niños las recetas necesarias para eliminar o mitigar el dolor, afrontar la alargada sombra de la cruz que aparecerá en sus vidas, aplacar sus iras, enjugar las lágrimas y liberar sus incipientes miedos? ¿Qué asignatura enseña a saber perdonar, a encajar sufrimientos y encauzar problemas?

Creo que es urgente que en las escuelas se implante una asignatura que se titule Saber sufrir, y que sumerja a los más pequeños en el apasionante mundo del turismo interior, para que puedan hacer excursiones por sus sentimientos y emociones, y comprendan qué les está pasando. Que puedan bajar al fondo de sus corazones y comprobar cuántas heridas pueden tocar, y también sanar. En definitiva, que vivan hacia adentro para descubrir a qué están llamados en esta vida, y puedan evitar así la desazón de tantos trotamundos que lo conocen todo del planeta… salvo su propia alma.

Una asignatura para aprender a descartar los pensamientos tóxicos que nos envenenan y, a la vez, a desarrollar una higiene mental que nos ayude a generar las famosas endorfinas, que son la antesala de la felicidad.

Una asignatura que nos prepare, en definitiva, para que sepamos afrontar el sufrimiento cuando el dolor y la contrariedad llamen a nuestra puerta.

¡Cuánta desdicha e infelicidad se eliminarían si nos hubieran enseñado de pequeños las claves para saber sufrir!

Afortunadamente, mi buen amigo Josep Maria Alimbau, mossèn Alimbau, se ha propuesto remediar esta laguna de nuestro sistema educativo y ha escrito este libro, Saber sufrir, que bien podría ser un manual en el que ofrece al lector, en breves artículos, testimonios y hechos de vida… herramientas prácticas que pueden ayudarnos a no sufrir tanto y a sufrir mejor… para poder ser más felices.

Portada de Saber sufrir.

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Josep Maria no es ningún teórico. No escribe de oídas. Sabe lo que es la enfermedad, el sufrimiento y el dolor por experiencia propia: de niño padeció acetona. De joven, en el Seminario de Barcelona, cogió un tifus a los 18 años. Estuvo quince días entre la vida y la muerte. El médico le visitaba mañana y tarde para cerciorarse del curso de la enfermedad, hasta salir del peligro de muerte. También tuvo una infiltración pulmonar. La superó. Pasó por el quirófano doce veces: amígdalas, lipomas, una hemorragia durante 24 horas, y vuelta al quirófano por una operación quirúrgica menor. Con una transfusión de sangre (la cual no había pasado por ningún control) le transmitieron una enfermedad que le ha durado cincuenta años. Padece de diabetes, del corazón y de riñón.

Con 39 años, por problemas respiratorios, tuvo que ser auxiliado gracias a una bomba de oxígeno durante quince días. Al no mejorar, el equipo médico pronosticaba un cáncer de pulmón. Una broncoscopia mostró que padecía un derrame pleural.

Posteriormente fue intervenido quirúrgicamente de un cáncer de colon. Diez años después, le operaron de urostomía por laparoscopia -extracción total de la vejiga de la orina- también por cáncer. Fue dos veces operado de hernias inguinales. Intervenciones en los ojos: cataratas y párpados. Tres neumonías en año y medio…

Y rozando ya los 90 años llegó el coronavirus a su vida. Lo que faltaba. Durante semanas estuvo incomunicado en una habitación de hospital, en plena soledad y limitado de movimientos. Una verdadera cruz… pero sobrevivió de nuevo y logró vencer al virus.

El autor ha consolado a madres que han perdido un hijo. Ha orientado y animado a enfermos que no aceptaban su situación. Ha alegrado a hombres y mujeres hundidos en la tristeza. Ha dado ánimos en medio de la desesperanza; amor en la soledad y paz en los fracasos.

Este libro es el fruto de muchos años de observación y experiencia. De atrapar entre sus manos mucho sufrimiento… y también de saber dar respuesta y sentido a ese dolor.

En el libro encontrarás pautas para conocerte mejor, afrontar adversidades, mitigar el sufrimiento, convivir positivamente con la enfermedad, superar tristezas, vivir con menos cosas, salir de la soledad, aprender a amar, saber consolar, convivir con los demás, escuchar, poner una sonrisa en su cara, vivir con mayor optimismo y ternura, humildemente y con paz, alegremente y con esperanza, serenamente pero con constancia, aprendiendo a perdonar, sabiendo envejecer, sabiendo aceptar…

siempre con Dios, y pensando en el cielo… casi nada.

Necesitamos un manual para aprender a Saber sufrir. Lo necesitamos todos, pero especialmente los más jóvenes. Ojalá este libro sea esa herramienta que nos ayude a mitigar el dolor para ensanchar la felicidad en nuestra vida.

Álex Rosal

Artículo publicado originariamente en Religión en Libertad

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