La circunstancia política ha dividido a Cataluña en dos partes por ahora irreconciliables: la Cataluña independentista, que busca –últimamente más bien exige– la desconexión con España, y la Cataluña constitucional, que quiere seguir perteneciendo a España.
Fruto de este contexto irrespirable nació Tabarnia, una plataforma de ciudadanos que lucha contra el independentismo apoyándose en el humor, al tiempo que amenaza con independizarse de Cataluña si esta a su vez se independizara de España.
El próximo miércoles se presenta en Madrid (en la Fundación Carlos de Amberes, c/ Claudio Coello, a las 19:30) el libro Tabarnia. La pesadilla de los indepes, de Jaume Vives, uno de los ideólogos de este movimiento.
El libro lleva algunas semanas en las librerías, y hoy tenemos la oportunidad de hablar con su editor, Álex Rosal, sobre el libro y sobre el panorama político en Cataluña.
– Francisco Rodríguez Criado: Tabarnia es un movimiento más o menos reciente, pero la complicada situación política en Cataluña es de tal calado que se ha hecho muy popular en poco tiempo. No obstante, me gustaría empezar por el principio y preguntarle qué es exactamente Tabarnia y quién es Jaume Vives, el autor de Tabarnia. La pesadilla de los indepes.
– Álex Rosal: Tabarnia es el movimiento que más desconcierta al independentismo. No lo pueden atacar frontalmente ya que sería destrozar su propio argumentario. Y tampoco lo pueden ignorar, ya que es una amenaza real a la casta que gobierna Cataluña desde hace décadas. Las absurdas reivindicaciones del Procés están recogidas en Tabarnia, pero desde otra óptica, haciendo de espejo al mundo indepe que comienza a ver sus contradicciones.
Y el humor, la ironía y el buen rollo de los mensajes de Tabarnia hace de contrapeso a las malhumoradas críticas del nacionalismo, siempre rápido en satanizar a todos aquellos que no comulgan con sus ideas.
Este es el primer libro sobre Tabarnia que ve la luz, y aporta una deliciosa argumentación que muestra la hoja de ruta para vencer al nacionalismo en Cataluña.
En cuanto a Jaume Vives, se hizo famoso tras el llamado butifarrem al salir cada noche al “balcón de la calle Balmes” con humor y desparpajo, para cantar, bailar y predicar las verdades incómodas que el pensamiento único del mundo indepe no suele escuchar.
Su contrarrevolución de las sonrisas prendió como la pólvora en Cataluña, y en el resto de España, y los vídeos del balcón alcanzaron pronto cientos de miles de visualizaciones. Sus discursos desacomplejados ayudó a que muchos catalanes libres de nacionalismo perdieran el miedo y dejaran de lado las “micro-cobardías” legendarias, para comenzar a contra-argumentar, en la vida diaria, las falsedades del relato independentista.
Pero Jaume es mucho más que el portavoz de Tabarnia. Es un periodista que fundó Diario El Prisma mientras estudiaba en la Universidad. Y, además, a pesar de su juventud ha escrito tres libros: Las putas comen en la mesa del rey (Círculo Rojo); Pobres pobres: 8 días viviendo en la calle (Monte Carmelo/Claret); y Viaje al horror del Estado Islámico (Círculo Rojo).
Como es inquieto, Jaume se apunta a lo que le lleva su corazón, y tras conocer el drama que estaban viviendo los cristianos en Oriente Medio, cogió su mochila y su cámara y se fue en 2015 a Irak para rodar un documental: Guardianes de la Fe, que cuenta cómo han sido aplastados por el Estado Islámico los cristianos de la llanura de Nínive.
– Tabarnia no surge de la nada. No es un invento de un grupo de personas con mucho sentido del humor dispuestas a pasar un buen rato y que no tienen nada mejor que nacer. Parece más bien un movimiento reactivo ante una situación política que se ha ido deteriorando a marchas forzadas. ¿Quién tiene la culpa de ese deterioro político que ha dividido a Cataluña en dos partes confrontadas?
– Recuerdo a la Barcelona de los años ochenta como una ciudad abierta, cosmopolita, culta. Decían que era la ciudad más europea de España. Los escritores del boom de la novela latinoamericana, los Vargas Llosa, García Marquez, Carlos Fuentes, José Donoso… vivían en Barcelona. El arte, la música y la cultura en general, estaban en pleno apogeo en la capital de Cataluña. Pero entró el virus del nacionalismo y todo se fue al traste. Barcelona comenzó a empequeñecerse, a cerrarse. Convirtieron la lengua catalana como un instrumento político y no, como un vehículo de comunicación. Comenzaron los nacionalistas a conceder carnets de “buen y mal catalán” en función de su receptividad al nuevo “Paraíso” que nos vendían. Una pena.
Poco a poco fueron adoctrinando a los niños en odiar todo lo que fuera hispano. Les fueron metiendo en su cabecita ese supremacismo de creer que el catalán es mucho más que un extremeño, murciano o andaluz. Y el resultado es este: Ya no existe un “sol poble”, hay dos cataluñas enfrentadas como si fuera el Ulster. Jamás había visto en la calle altercados o discusiones. Ahora es raro el día que no oyes gritar en la vía pública a cuento de la dichosa política que todo lo embrutece.
– ¿Realmente se puede combatir el nacionalismo con humor? Supongo que hará falta mucho más…
– El humor es una actitud vital. Es decirle al indepe que vive en el rellano de tu casa que no es tu enemigo. Que no quieres que le pase nada malo. Simplemente que no estás de acuerdo con su posicionamiento político y, como el nacionalismo tiene un componente emocional, es imposible razonar nada. Por eso, los catalanes libres de nacionalismo intentamos meter un poco de humor para hacerles entender el sin sentido de sus planteamientos. Y si el vecino contesta, se le despide con una sonrisa o, si procede, con un abrazo tabarnés.
Hace poco hablaba con un amigo indepe, pero de natural sosegado, reflexivo e inteligente. Y después de media hora de charleta me reconoció que la independencia no era lo más importante en su vida… Que había que relativizar el papel de la política en nuestras vidas, y que la matraca indepe ocupaba el lugar del cinco para abajo en su jerarquía de valores… Ese es uno de los caminos para crear puentes con nuestros hermanos indepes.
– Tabarnia está encabezado por algunos nombres conocidos como Albert Boadella (autonominado “presidente en el exilio”) y Tomás Guasch (ministro de Deportes de Tabarnia), que trabajan codo a codo con personas resolutivas como Miguel Martínez o el propio Jaume Vives. Hace unos días saltó a los medios de comunicación el libro de una periodista en el que denuncia que el independentismo catalán intentó comprar la voluntad de TheGuardian comprando publicidad en dicho periódico. No es ninguna novedad que el Gobierno catalán ha destinado cantidades ingentes de dinero a promover la independencia. Sin embargo, Tabarnia no cuenta, que yo sepa, con financiación para llevar a cabo sus actividades. ¿Esto puede ser un problema para que Tabarnia mantenga en el tiempo sus actividades?
– El gran drama que estamos viviendo en Cataluña es que el independentismo recibe ingentes cantidades de dinero de los fondos públicos, en definitiva, de los impuestos de todos los españoles, y esto es una anomalía que ningún político en el poder se atreve a cortar por lo sano.
El independentismo tiene dinero para montar dos docenas de “embajadas” en el extranjero e internacionalizar el llamado “procès”; comprar la voluntad de muchos periodistas, tal y como ha denunciado Sandrine Morel, corresponsal de Le Monde en su libro En el huracán catalán; subvencionar con más de 10 millones de euros a chiringuitos digitales con la excusa de publicidad institucional. En fin, tiran de presupuesto y tienen montado un auténtico pesebre del que viven miles de liberados para la causa indepe…
Y, en el otro bando, ¿quién hay? Unos idealistas que roban tiempo de su familia y poco más.
En esta batalla por frenar el independentismo hay dos planteamientos que deberíamos interiorizar: hay que arrancar al mundo indepe los cientos de millones de euros, del presupuesto oficial, que dedican cada año a la tarea de propaganda y adoctrinamiento en la opinión pública; a lo que hay que sumar las terminales mediáticas de titularidad pública…
Y, a su vez, hay que dotar a la exigua resistencia de medios económicos para que puedan tener cientos de liberados que pongan un poco de cordura en esta batalla ideológica.
– ¿Cómo nació Tabarnia. La pesadilla de los indepes, y cuáles han sido la primeras reacciones de los lectores tras su reciente publicación?
– Cuando apareció el concepto de Tabarnia tras la depresión que supuso la patochada del 1-O, fue como un rayo de esperanza. Pronto se difundió esta idea y se creó una demanda por saber más de Tabarnia. De ahí nació este libro escrito por Jaume Vives. Y la respuesta tan positiva de los lectores –se han vendido miles de libros- ha provocado el silencio absoluto de las terminales mediáticas del independentismo. Ese es el mejor triunfo. Creo que hemos acertado…
– Wikipedia nos cuenta que el nombre Tabarnia, que comprendería diez comarcas, es un neologismo formado a partir de Tarragona y Barcelona, que serían algo así como la Baja y la Alta Tabarnias. Lo que Wikipedia no explica es cuál va a ser el final del conflicto catalán ni qué elementos determinarían ese final. ¿Usted se aventura a hacer una premonición?
– Tabarnia es una herramienta de protección ante un nuevo intento de secesión. La propia Constitución tiene dos artículos, el 143 y el 144, que permiten a través de un proceso legal crear comunidades autónomas. Tabarnia no quiere dividir Cataluña, pero si los independistas vuelven a las andadas y proclaman de forma unilateral la secesión del Principado, deberíamos iniciar un proceso legal para crear una nueva una comunidad autónoma que estuviera dentro de España.
– Estamos asistiendo a un espectáculo dantesco donde se cruzan las acusaciones por ambos bandos un día sí y otro también. Para unos España es un país opresor que no deja decidir a Cataluña su propio futuro, y para se ha perpetrado otros en Cataluña un golpe de Estado. Unos hablan de presos políticos y otros, de políticos presos. Para unos la aplicación del 155 ha sido durísima y para otros ha sido una pantomima de cara a la galería, algo naifque no ha servido para nada. ¿Cree que la llegada de Pedro Sánchez va a aligerar esta situación bipolar?
– Pedro Sánchez representa la facción socialista que muchos catalanes denominamos “la chacha del nacionalismo”. Nunca lo combaten y lo blanquean para hacerlos respetables a ojos del mundo. Dicen que buscan el diálogo, cuando ellos saben que es claudicación ante los indepes. Además, tienen una actitud acomplejada ante los mantras nacionalistas. En fin, es lo peor del socialismo catalán y español…
– Algunos creen que Rajoy ha sido un presidente timorato a la hora de gestionar el conflicto catalán. ¿Es posible que los independentistas hayan pasado de reivindicar sus propuestas independentistas a exigirlas?
– Creo que en Madrid no entendieron nunca a lo que aspiraba el nacionalismo catalán. Pensaban que se dividían entre moderados y radicales. A Jordi Pujol lo consideraban entre los primeros. Por eso el Abc le concedió el título de “Español de año” en la época de Luis María Anson. ¡Qué miopía, por Dios! Y esa falta de reflejos nos ha llevado al colapso actual. La única diferencia entre CiU o ERC es que unos eran de vía lenta y, otros, de la rápida. Pero todo nacionalista que se precie siempre aspira a la independencia. En CiU siempre se ha cantado: “Hoy paciencia y mañana independencia”. No han engañado a nadie. Pero en Madrid, muchos políticos y periodistas querían creer otro relato que sólo estaba en su imaginación.
– Usted es catalán. ¿Qué importancia ha tenido la fuga de miles de empresas de Cataluña tras el conflicto? ¿Cree que esa fuga es definitiva o es más bien algo puntual?
– Qué más de 4.000 empresas se hayan ido de Cataluña es una tristeza. Es el síntoma claro de que el Principado se ha convertido en un sitio hostil para aquellos que quieran crear riqueza y puestos de trabajo. Y como esta locura indepe no cede y se empecina en encaminarse al precipicio, me temo que más empresas tomarán el rumbo de salir de Cataluña, y las que se han ido no parece que tengan ganas de volver a este laberinto de inseguridad jurídica e inestabilidad política.
– Jordi Pujol, Artur Mas, Carles Puigdemont, Torra… Felipe González, Aznar, Zapatero, Rajoy, Quim Torra… ¿Cómo cree que tratará la Historia a estos presidentes en su relación con el conflicto catalán?
– Creo que a unos los tratara de locos, y a otros de cobardes.
Gracias por responder a nuestras dudas. Mucha suerte en todos sus proyectos.
Entrevista publicada en Narrativa Breve en abril de 2018
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